La Cova Gran de la Noguera
Se trata de un inmenso abrigo de una gran belleza cromática, que cubre 2800 m2 que se disputan escaladores y arqueólogos, como ya lo hicieron, hace unos cuantos milenios atrás, los últimos Neanderthales y los primeros Sapiens.
Según los escaladores, es el mejor lugar del mundo para practicar la escalada deportiva, ya que tiene una gran concentración de vías duras en una roca caliza de alta calidad, hay 40 vías de más de grado 8 de las cuales 7 son de grado 9. El echo que salga a menudo en revistas especializadas y que sea habitual la presencia de escaladores mediáticos como Crish Sharma hace que venga gente de todas partes del mundo, siendo un buen reclamo turístico para toda la zona.
A nivel arqueológico, tenemos 9 metros de estratos, desconocidos hasta el 2002, que representan una secuencia inédita de los últimos 50.000 años en la Cataluña central. De momento ya sabemos, segun Rafael Mora, que en está cueva convivieron el Hombre de Neanderthal y el Sapiens, sin mezclarse ni biológicamente ni culturalmente.
Deseamos que está vez tengan más suerte los que hacen el papel de Neanderthales!
La Linya - la primera mujer de la Noguera
En la campaña de excavación arcológica del 2020 se hallaron restos de una mujer sapiens, de hace unos 14000 años, de finales del Paleolítico Superior. Este encuentro es importante porque hay pocos restos humanos de este período en la península ibérica y se prevé que permitirá profundizar en el conocimiento sobre los cazadores-recolectores de la época.
El cartel informativo arqueológico de la Cova Gran
Traducido de los paneles informativos
La Cova Gran de Santa Linya se encuentra en medio de un pequeño valle muy cerrado, formado por el torrente de Sant Miquel. A pesar del aparente aislamiento de este lugar en la geografía de la Noguera, fue habitado por dos homínidos: H. neanderthalensis y H. sapiens. Esta cavidad, en las primeras estribaciones del Prepirineo, conserva testimonios de los últimos 50.000 años de nuestra historia.
La Cova Gran permite conocer los cambios en las formas de vida de nuestros antepasados, los antiguos pobladores del Prepirineo de la Noguera, a lo largo de una dilatada escala temporal. Los testimonios de estas sociedades desaparecidas forman parte del patrimonio de todas las ciudadanas y ciudadanos. Es deber de todos respetarlo, protegerlo y transmitirlo a las futuras generaciones, ya que nos permite comprender cómo la experiencia de nuestra especie humana ha ido cambiando a lo largo del tiempo.
Homo neanderthalensis
Los primeros habitantes de la cueva fueron grupos de neandertales, que se instalaban intermitentemente en sus desplazamientos estacionales, que definían la forma de vida cazadora-recolectora. De ellos encontramos las rocas de sílex y cuarcita que llevaban para elaborar las herramientas que necesitaban para obtener o transformar recursos esenciales, como los alimentos.
La caza de mamíferos como ciervos, cabras, caballos y toros, así como la recolección de plantas y frutos, constituían la base de su subsistencia. El fuego era una constante en la organización de la vida social de estos grupos.
Gravados rupestres
La investigación arqueológica de los últimos años ha identificado cinco conjuntos de grabados no figurativos en la pared de la cueva: signos, haces de líneas convergentes, una agrupación de trazos, dos pequeños reticulados y la posible representación esquemática de una figura humana en forma de "Y".
La ubicación de los grabados en relación con las ocupaciones arqueológicas podría correlacionarse con los últimos momentos de grupos cazadores-recolectores que frecuentaban la cueva hace unos 10.000 años. Por otro lado, los haces de líneas y los reticulados muestran una amplia cronología, que abarca desde el Mesolítico hasta el Neolítico, mientras que el motivo en forma de "Y" es característico del Neolítico.
No es fácil interpretar el significado de estos grabados, pero testimonian la presencia y la influencia de los grupos prehistóricos en esta cavidad a lo largo del tiempo.
Homo sapiens sapiens
Hace 40.000 años tuvo lugar un cambio trascendental: en la cueva detectamos la aparición de los primeros humanos anatómicamente modernos. Se han registrado diversas fases de estas ocupaciones que se caracterizan por cambios en las herramientas y en su elaboración, así como en la forma en que vivían.
Continuaban utilizando el sílex para elaborar herramientas, aunque se pueden detectar nuevos instrumentos hechos con materiales orgánicos como el hueso y la asta. Las herramientas de piedra ahora son más alargadas para facilitar su manipulación, lo que posibilitó la aparición de proyectiles para cazar animales a distancia.
El fuego (3) seguía siendo clave, pero cambió la forma de las hogueras, que pasaron a ser cubetas excavadas en la tierra para tener un mejor control de la cocción de los alimentos y alcanzar una temperatura más alta.
También se ha encontrado evidencia del uso de elementos ornamentales, como las conchas marinas (4) que provenían de la costa a más de 150 km de la cueva. Este aspecto más simbólico también se refleja en los huesos grabados (5) con motivos geométricos y en el uso de ocre (pigmento rojo) que probablemente se utilizaba tanto para la protección de la piel como para la decoración corporal, quizás como una forma de expresión de identidad.
Estos grupos de cazadores-recolectores serían reemplazados por las primeras sociedades agrícolas y ganaderas hace unos 7000 años. Aparecen nuevos objetos como recipientes cerámicos y huesos de animales domesticados (6), como cabras y ovejas, indicando la adopción de una nueva forma de vida basada en la agricultura y la ganadería.
A lo largo de este período, la cueva formó parte de una red de asentamientos relacionados con la trashumancia de ovejas y cabras, que conectaban las llanuras de Lleida con los prados de alta montaña de los Pirineos.
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